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Epicteto y su "Manual de vida"

Nuestra vida está marcada por el estrés que nos produce nuestro trabajo, un calendario y un horario asfixiantes que no nos dejan tiempo más que para tener prisas y remordimientos o las presiones sociales que aceptamos -o no- y nos imponemos. A este cúmulo de situaciones podemos añadirles una situación a nivel mundial cambiante e inestable, una crisis de valores profunda y, en los últimos años, una regresión en conceptos que nos parecían tan arraigados como el valor del diálogo, la paz o el respeto por los derechos humanos.
Un paralelismo nos puede acercar a la situación que se daba hace dos mil años en el Imperio Romano, en que sus habitantes, ya fueran patricios, gentiles o esclavos, estaban sometidos a este tipo de situaciones e incertitudes. Nos podemos plantear que este paralelismo acaba de diluirse pronto y que apenas se da en la actualidad, pero podemos considerarlo en lo accesorio y accidental y que en lo fundamental encontramos más similitudes que diferencias.
En aquellos momentos se buscaban las respuestas en materias como la filosofía, mientras en nuestro tiempo lo hacemos de diversas maneras. Mientras unos buscan la afirmación en la negación de ideas diferentes a las suyas -véanse la proliferación de haters en las redes sociales-, otros lo hacen en la afirmación por los iguales -desde la búsqueda de noticias y pensamientos similares a los suyos-, mientras que otros se acercan a libros de autoayuda para acercarse al auto conocimiento y otros, por fin, luchan por gestionar su propio crecimiento personal. 
Hace dos mil años, Epicteto, un liberto y filósofo del imperio romano, reflexionó con sus discípulos sobre la relación entre el bien y el mal y nuestro libre albedrío y su dependencia de las cosas externas, unas ideas que se han ido repitiendo hasta nuestros días y que tienen vigencia entre nosotros. Son unas reflexiones que se repiten en multitud de libros de autoayuda y que lo han convertido en un clásico en nuestros días, puesto que sus palabras siguen estando vigentes y siguen hablándonos en nuestros días.
Te propongo acercarte a algunas reflexiones que Epicteto expresó hace dos mil años y que nos sirven hoy en día para nuestro propio conocimiento. Nos acompaña música de Beethoven, Händel y Vaughan Williams. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


Aunque no conocemos su verdadero nombre de nacimiento, Epicteto proviene del término griego epiktetos que significa «adquirido» o «comprado». Nacido alrededor del año 55 d. C. en Hierápolis, en la Frigia, actual Turquíasiendo niño llegó a la península Itálica como esclavo donde sirvió a Epafrodito, secretario de Nerón, un personaje con quien no tuvo buena relación, según algunas referencias que dejó en sus discursos recogidos en la obra DiatribasEpicteto era rengo, cojeaba de una pierna y, aunque no se sabe con certeza si era un defecto de nacimiento, hay indicios de que pudo haber sido ocasionada por las continuas amenazas y el maltrato de su amo.
Aún con su condición de esclavo, fue discípulo del filósofo estoico Musonio Rufo, con quien entró en contacto con la filosofía de los estoicos.


En aquel tiempo, la filosofía no era una disciplina, ni una estructura de saberes agrupados en torno a una profesión o a una actividad literaria, sino una forma de entender la vida, en esencia, un arte de vivir. Así, el fin de la filosofía no era alcanzar unos estudios, un título u obtener unos ingresos al enseñarla, sino que era una forma de conseguir un enriquecimiento personal, una forma de ser más razonable, más justo, más honesto y más libre. 
El estoicismo fue fundado por Zenón de Citio a partir de la filosofía de los cínicos. En ambas escuelas se reflexionaba sobre la separación del bien y el mal, el desapego de temas como la riqueza o el éxito social y la ataraxia, la serenidad de espíritu. Estas escuelas fueron las que dominaron el pensamiento en la Roma del primer siglo de nuestra era, aunque eran consideradas un peligro para el pensamiento, hasta el punto que algunos filósofos fueron desterrados por Nerón, mientras, más adelante, Vespasiano y Domiciano expulsaron a todos los filósofos al considerar que sus enseñanzas atentaban contra los principios del imperio.
Nos acompaña el Enquiridión o Manual de vida de Epicteto, una obra que hay que situar en esta reflexión ética del pensamiento, una obra que recoge parte  del pensamiento de Epicteto.
Conocer lo que podemos o no podemos controlar, buscar una vida plena o definir la persona que queremos ser desde la reflexión y la contemplación, entra dentro de estas reflexiones, de las que nos acercamos a la primera de ellas. En estos pensamientos, Epicteto extrae sus ejemplos de la vida cotidiana de su tiempo, pero que podemos trasladar sin esfuerzos a nuestras vivencias. 


Insertado en este pensamiento filosófico, hay obras musicales que nos acercan a sus planteamientos y que nos ayudan a reflexionar mientras las oímos o vamos leyendo.
La primera pieza musical que nos acompaña pertenece a un conjunto de piezas de escritas como música incidental para acompañar una representación teatral.
Beethoven compuso la música para una representación de la tragedia Egmont de Goethe formada por una obertura y nueve piezas más para voces de soprano, narrador y orquesta sinfónica. De ellas es la obertura el número más interpretado, formando parte del repertorio habitual de muchas orquestas.
Compuesta entre 1809 y 1810, este Op. 84 se estrenó en Viena en junio de este año con éxito de público y crítica, narrando la historia del Conde de Egmont, héroe nacional de los Países Bajos y su lucha contra los españoles que finaliza con su encarcelamiento y muerte.
El estilo grandilocuente de Beethoven, la elevación de pensamiento que muestra la orquesta frente a las frases que enuncian los vientos individualmente, nos muestra una música enérgica, oscura para la tiranía con sonidos heroicos de la revolución que finalizarán con los acordes de la victoria moral.
La interpretación corre a cargo de la Radio Filharmonisch Orkest del Concertgebouw de Amsterdam dirigida por Karina Cnellakis en una grabación que se realizó el primero de marzo de 2020.


Igual que su admirado Sócrates, Epicteto no dejó nada escrito, sino que sus enseñanzas han llegado hasta nosotros gracias a sus discípulos, sobre todo gracias a Lucio Flavio Arriano, un joven de familia adinerada que sobre el año 108 viajó desde su Nicomedia natal en Asia Menor hasta la escuela de Epicteto para recibir sus enseñanzas de retórica y filosofía. Arriano de Nicomedia, que llegaría a ser un político influyente y uno de los escritores más brillantes de su época recopiló y publicó obras sobre las enseñanzas del filósofo estoico.
Apenas quedan muestras de estas enseñanzas como son las siguientes:
-Los cuatro libros de Diatribas, un conjunto de discursos del pensador recogidos de viva voz por Arriano durante los mismos, aunque no parece que estén completos, puesto que en el Manual hay textos que no aparecen aquí.
-El Enquiridion o Manual, que presenta un extracto de las ideas recogidas en las Diatribas.
-Veintinueve fragmentos más sobre el pensamiento de Epicteto, recogidos por diversos autores: Stobeo (23 de ellos), Aulo Gelio (2), Arnobio (1) y el emperador Marco Aurelio (3).
Las copias sueltas de Arriano fueron circulando entre amigos y conocidos, por lo que él mismo decidió unirlos en una publicación que él denominó Disertaciones de Epicteto que tuvieron tanto alcance que volvió a reelaborarlas en forma de razonamientos y sentencias más o menos breves, dando forma definitiva a este Enquiridión o Manual de vida.


De esta forma, la naturaleza de este escrito no es un tratado rigurosamente reglado, sino un conjunto de notas que Arriano fue tomando cuando escuchaba a Epicteto«De cualquier cosa que decía, yo tomaba nota de su pensamiento y de la sinceridad de su discurso, palabra por palabra y para mi propio uso».
También refleja que el filósofo no era vanidoso, y que, en sus discursos, «no aspiraba a más, sino a mover los ánimos de los oyentes hacia las cosas mejores».
Nos acompaña a continuación una serie de reflexiones más escuetas, algunas casi aforismos, que aparecen numeradas tal como vienen en el manual.


En ocasiones no somos capaces de apreciar lo que vemos y nos rodea. Una mirada simple y sincera, quizás más detenida de lo habitual nos ayuda a centrarnos en nuestro conocimiento y en valorar lo que nos acompaña.
Es lo que nos ocurre con la música que nos acompaña a continuación y en la que podemos detenernos durante unos minutos. En su ópera JerjesGeorg Friedrick Händel hace que el protagonista se fije en algo de lo más sencillo, un plátano, un árbol bajo cuya sombra se cobija del calor.


La pieza es el primer aria de la ópera, cantada por el propio Jerjes que, en el original, estaba interpretado por una voz de soprano, en aquel tiempo por un castrato. 
En esta ocasión, se trata de una grabación en formato de video clip realizado por Olivier Simonnet con la mezzo soprano romana Cecilia Bartoli acompañada por Il giardino armonico dirigido por su alma mater Giovanni Antonini y recogida en su álbum Sacrificium: El arte de los castrati.


El trato de Epafrodito no hubo de resultar agradable a Epicteto, pues en ocasiones se refiere a amenazas como «puedo encadenarte» o recuerda los malos tratos que reciben sus esclavos con un «recibirá golpes o no tendrá comida».
Indirectamente, Epicteto nombra en sus discursos la libertad, un estado al que aludió en diversas de ocasiones, incluso hablando de los esclavos fugitivos, al preguntarse: «¿Con qué cuentan al huir de sus dueños? ¿Con campos, servidores o vajillas de plata? Con nada, sino con ellos mismos».
Pese a todo, Epafrodito le permitió asistir a las lecciones de Musonio Rufo, un maestro estoico exigente como aparece en las Disertaciones, al mencionar que decía que los jóvenes filósofos se aferraban a la doctrina estoica cuanto más se les desairaba. Al propio Epicteto lo provocaba diciéndole los castigos que iba a infringirle su amo a lo que éste le respondía de una manera muy estoica: «¡Cosas humanas!»
Más adelante, Epafrodito le concedió la libertad y, aunque no se sabe cuándo, en el año 94 ya era libre. Tras una intervención de Musonio Rufo en la política y por haber participado en la conjura de Pisón, fue expulsado en varias ocasiones, la última de ellas por Domiciano junto con otros filósofos estoicos.

Epicteto. World History Encyclopedia. Retrieved from https://www.worldhistory.org/image/3388/epictetus
Tras su exilio, el liberto Epicteto se estableció en Nicópolis, una ciudad del noroeste griego, donde impartió clases de ética y moral a un grupo de alumnos entre los que se encontraba Arriano. Además de tratar en sus reflexiones sobre lo que está bajo nuestro control o fuera de él, razonó sobre dos conceptos básicos: el de la Prohairesis -que se puede traducir como voluntad o libre albedrío-, que nos distingue de los demás seres vivos, y la Dihairesis, una idea que toma de Sócrates y Platón, que es el método que utiliza nuestro libre albedrío para distinguir lo que está bajo nuestro control de lo que está fuera de él. 
En esencia, el pensamiento de Epicteto nos habla de que somos nuestro propio bien y nuestro propio mal, puesto que la facultad de elegir se haya en nuestro propio albedrío. Como consecuencia de su filosofía, no debemos consentir que las cosas externas influyan en nuestras decisiones ni alteren nuestro estado de ánimo, pues al estar fuera de nuestro control, no podemos evitar que ocurran, pero sí podemos permitir o evitar que nos afecten. Si conocemos la naturaleza de las cosas nos encontraremos en condiciones de llevar una vida equilibrada y serena.
El texto que sigue nos habla de las reglas morales que hemos de imponernos a nosotros mismos y la aplicación de los principios morales que deben regir la filosofía.


El último de los pasajes musicales está pleno de equilibrio y serenidad. Se trata de una música que nos puede servir como fondo de meditaciones a estas palabras o como punto de inflexión al que dedicar unos minutos de atención plena.
Se trata de la Fantasía sobre un tema de Thomas Tallis, un desarrollo puro, intenso y emotivo sobre una melodía del compositor inglés del siglos XVI que de Ralph Vaughan Williams compuso a comienzos del pasado siglo.
La interpretación corre a cargo de la Toronto Symphony Orchestra dirigida por Peter Oundjian en una grabación que se realizó en el Koerner Hall de la ciudad canadiense dentro del Toronto Summer Music Festival.


Epicteto vivió solo y pobre mientras impartía sus enseñanzas en Nicópolis, contándose entre sus datos biográficos que, ya anciano, recogió a un niño abandonado a quien le proporcionó una mujer para que lo cuidara. Su escuela fue tan conocida que el emperador Adriano se trasladó hasta ella para visitarlo en los últimos días de su vida. 
Su fallecimiento ocurrió hacia el 135 de nuestra era cuando el antiguo esclavo rondaba los ochenta años de edad.


El nombre del libro que nos acompaña, el Manual de vida o Enquiridión, proviene del término griego Enchiridion que aludía a todo objeto que puede agarrarse con una mano, el puño o un mango. Está formado por la preposición «en» y el adjetivo «chiridion» que procede del sustantivo «chir» (mano), un significado que alude a todo lo que se puede coger en o con la mano, de donde pasó a designar objetos como «puñal».
Más adelante toma la acepción del libro que, pudiéndose llevar en la mano o teniéndolo a mano, trata de lo más sustancial de un asunto, es denso en el sentido que contiene mucha doctrina o materia. Este es el sentido de Enquiridión, como Manual, un libro que tener a mano y que recoge los principios del pensamiento filosófico de Epicteto.
Este Manual de vida comenzó a adquirir más popularidad que las Diatribas a partir del siglo IV, como la versión de San Nilo que pasó a servir de modelo para la vida cristiana, o los Comentarios de Simplicio en el siglo VI.
En 1453 fue traducido al latín por Peretti, mientras que a finales de ese siglo una nueva traducción latina de Anelo Poliziano sirve de base para nuevas traducciones y comentarios del Manual. Incluso el propio Francisco de Quevedo llegó a publicar una versión en verso del Inquiridión como Doctrina de Epicteto puesta en español con consonantes. En nuestro tiempo, las enseñanzas de Epicteto se utilizan, deslavazadas y sueltas, en diversos libros de autoayuda.


El último de los textos que nos acompaña de este Manual de vida de Epicteto nos ofrece unos consejos tan válidos en el tiempo en que fueron explicados oralmente como en la actualidad.


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Bibliografía y webgrafía consultadas:

MusiMáticas y PoeMáticas

A nuestro alrededor descubrimos todo el mundo que nos rodea cuando lo percibimos gracias a nuestros sentidos. El lugar en que vivimos se nos torna cada vez más familiar, las personas que nos rodean las reconocemos gracias a cada uno de esos sentidos: el sonido de su voz, el timbre particular de las mismas, el tacto y el olor inconfundible de las personas más cercanas a nosotros, o los paisajes que nos atraen cuando los contemplamos nos ayudan a conformar nuestro universo.
Pero también reconocemos el mundo con nuestra inteligencia y sus capacidades mentales: el cariño o la aversión que nos produce una persona, el placer que nos produce leer un libro o escuchar música.
Dentro de estas capacidades que mueve nuestra inteligencia, nos encontramos con otras abstracciones que nos ayudan a conformar nuestro mundo: los números y otro conceptos matemáticos como son las magnitudes de las medidas, la geometría que refleja e imita las formas que nos rodean.
Así, nos gusten más o menos, las matemáticas son parte fundamental de nuestra vida, tanto en forma activa (utilizándolas conscientemente en compras, recetas…) o en forma pasiva (al manejar un aparato electrónico al que damos órdenes con nuestros dedos sin saber cómo envían estos las órdenes que se ejecutan…).
Así, uno de los números más conocidos, el número pi, ya sabemos, 3’1415927…, tiene fijado su día internacional el 14 de marzo de cada año, siguiendo su fecha en el calendario 3-14. Ya le dedicamos una entrada en este blog en ¡Feliz día, Número Pi!, donde recogíamos poemas y músicas dedicados a él y a las matemáticas en general.
En esta ocasión, volvemos a celebrar esta efeméride con una publicación dedicada al mismo tema, unir las letras y las músicas con las matemáticas, relacionando estas disciplinas entre sí con generando lo que podríamos denominar las MusiMáticas y las Poemáticas.
Te propongo celebrar el Día del Número Pi y el Día de las Matemáticas, el 14 de marzo, con músicas y textos que unen las matemáticas con la música y la poesía. Nos acompañan obras de Neruda, Pedro Salinas y Oulipo y músicas de Wagner, Bartok y Bach. Si te gusta… ¡Comparte, comenta, sugiere!


El Día del Número Pi se celebró por primera vez en el año 2009 por iniciativa de la Cámara de Representantes de Estados Unidos para recordar y celebrar la importancia que tiene esta constante matemática, la más conocida y utilizada de las que existen. También se ha convertido este día, por extensión en el Día Internacional de las Matemáticas, como una. Forma de llamar la atención hacia esta disciplina tan fundamental en nuestras vidas.

Pablo Neruda publicó sus Odas elementales en 1954 como una suerte de culminación de su Canto General, y que tendría su continuación en Nuevas Odas Elementales (1956), el Tercer libro de Odas (1957) y Navegaciones y regresos (1959).
El libro recopila las odas que el poeta publicó semanalmente en el periódico venezolano El Nacional y fueron escritas cuando el poeta chileno se encontraba en plena madurez poética. Con el nombre que Neruda dio al libro reconoce y señala que son cantos sencillos hacia materias y objetos simples y humildes a los que se muestran sentimientos elevados.


El ámbito de estas odas es variado, encontrando algunas de tema geográfico (como las Oda a las Américas, a Guatemala, a Río de Janeiro o a Leningrado), dedicadas a las plantas (a la alcachofa, a la cebolla, al tomate o a la flor azul), a seres animados (a las aves de Chile, al hombre sencillo, a los poetas populares o a la pareja), a seres inanimados (como el edificio, al libro, al hilo, a los minerales, al pan o al traje), y también a distintas ideas abstractas (Oda a la alegría, a la claridad, al murmullo, a la tristeza o al amor).
Entre estas últimas encontramos la Oda a los números en que Neruda reflexiona poéticamente sobre los números incontablemente contados en nuestras vidas para exaltarlos y desdeñarlos, para quererlos, necesitarlos y repudiarlos.


Otro concepto matemático al que nos acercamos es el de las figuras geométricas, fijándonos fundamentalmente en las elementales: círculos, triángulos, cuadriláteros o cualesquiera de estas figuras básicas.
En este sentido nos acercamos a Richard Wagner y la segunda ópera de su tetralogía El anillo de los Nibelungos, La Walkiria.
En el final de esta ópera Brunilda, una de las hijas de Wotan que defienden el Walhala, la morada de los dioses a donde llevan el alma de los guerreros caídos en a batalla, se enfrenta a su padre que la castiga al destierro desposeyéndola de su condición divina. Quedará dormida sobre una roca y será de quien la encuentre y despierte. Ante esta condena, ella defiende que incumplió la orden de su padre Wotan para cumplir sus deseos, a los que su esposa Fricka le obligó a renunciar, además de que ayudó a Siegmund y Sieglinde al conmoverse ante su amor y no poder negarles la ayuda.


Así logra aplacar su ira y accede a que Brunilda solo sea despertada por un héroe. Entonces besa a su hija en los ojos y la deja sumida en un sueño profundo. Después invoca a Loge, el dios del fuego, para que proteja a su hija con un anillo de fuego mágico que sólo podrá ser atravesado por un héroe que no conozca el miedo y que sea más libre que el propio dios. Con esta escena finaliza la ópera, dando pie a la tercera de las obras de la tetralogía que trata de ese héroe: Sigfrido.
Nos acompaña una versión bilingüe de esta tercera escena y última escena de tercer acto con el que finaliza La Walkiria de Wagner.


El término Pi (π) es la inicial de la palabra griega περιφέρεια que tiene el significado de periferia y fue empleado por primera vez por el matemático inglés William Oughtred, que fue quien también generalizó el uso de la x como incógnita.

Vasily Kandinsky, Composición 8 (1923). Guggenheim Museum, Nueva York
Quizás la obra más conocida y donde más profunda se siente la poesía de Pedro Salinas sea en La voz a ti debida (1933), un poemario que toma su nombre de un verso de su admirado Garcilaso de la Vega y que influyó en los escritores de la postguerra.. 
Se trata de un extenso poema de amor escrito con un lenguaje nítido y sencillo en el que utiliza el habla cotidiana para unir una sensualidad refinada con un conceptualismo pleno de sugerencias.
Inspirado en la relación con Katherine Reding, una estudiante norteamericana a la que impartió clases en Madrid y con la que volvió a relacionarse años después cuando el escritor se exilió en Estados Unidos. Ella se convertirá en la voz, la razón de ser y el largo lamento del poema, además de proporcionar la imagen de una sociedad en la que el prejuicio será mejor y mayor la libertad.
Entre los versos 702 y 739 de La voz a ti debida encontramos estas estrofas que nos acercan, inexorablemente, al mundo de las relaciones matemáticas y la conexión con la vida.


La siguiente relación con las matemáticas nos acerca a la serie de Fibonacci. Esta secuencia o sucesión fue planteada en el siglo XIII por Leonardo de Pisa, conocido con ese sobrenombre, y a cada uno de sus elementos se les conoce como número de Fibonacci. La serie está formada por los dos primeros números naturales 0 y 1 y cada uno de los siguientes es la suma de los dos anteriores. De esta forma los primeros números son:

0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144, 233, …

Aunque la sucesión de Fibonacci fue planteada como la solución a un problema de cría de conejos, tiene multitud de aplicaciones en las ciencias. Una de ellas es la denominada proporción áurea, según la cual, al dividir un número de la serie entre el inmediatamente inferior se obtiene siempre el resultado de 1,618, mientras que si se divide con el inmediatamente mayor, el cociente se aproxima a 0,618.
Una aplicación de esta proporción es la espiral áurea que se crea dibujando arcos circulares que conectan las esquinas diagonales de los cuadrados ajustados a los valores numéricos y adosando cuadrados sucesivos de estos valores.


El pianista y compositor húngaro Béla Bartók creó a comienzos del siglo XX su Escala de Fibonacci al numerar cada nota de la escala cromática con un número y obteniendo la siguiente escala:
Esta Escala de Fibonacci la utilizó en su obra Música para instrumentos de cuerda, percusión y celesta.
La Berliner Philharmoniker bajo las órdenes de Pierre Boulez interpreta una sección de esta obra en una grabación realizada en junio de 2009 en su sede berlinesa.


El siguiente texto no pertenece a un autor, sino a OuLiPo. En Sé verlas al revèS y otros palíndromos apareció una obra de OuLiPo, un acrónimo de Ouvroir de Littérature Potentielle (Taller de Literatura Pontencial), un colectivo de escritores que se fundó en 1960 por iniciativa del literato Raymond Queneau y el matemático François Le Lionnais y al que se unieron entre otros Georges Perec o Italo Calvino.
El manifiesto OuLiPo proponía el uso de  técnicas y recursos literarios estimulantes y creativos, además de la búsqueda de autores, incluso anteriores, que cumplieran estos requisitos y presupuestos liberando a la literatura de estructuras rígidas.
El texto que nos ocupa, no exento de creatividad y sentido del humor, nos acerca a otro concepto matemático, la Cinta de Moëbius a partir de un poema escrito en dos estrofas cuyo significado cambia al escribirlo en la citada cinta. ¿Te animas a comprobarlo?


Sabemos que la música tiene una relación estrecha e indisoluble con las matemáticas. La duración de las notas y la relación entre unas y otras o la vibración de las notas (la nota La, con la que se suele afinar vibra 440 veces por segundo, es decir, 440 hertzios) son conceptos puramente matemáticos.
En un trabajo reciente se ha estudiado la música de Johann Sebastian Bach como una de las que más nos acercan a las matemáticas y, aunque esta disciplina no suele afectarnos de forma emocional, la música de Bach, y toda la música en general, nos toca las emociones de forma intensa hasta el punto de conmovernos. Este trabajo busca comprender como la música bachiana nos transmite este mensaje emotivo gracias a las estructuras matemáticas.


Analizando varios centenares de obras como las corales y tocatas del compositor barroco, los responsables del estudio que apareció en la Physical Review Research encontraban una serie de redes musicales que transmitían información a los oyentes que se relacionaban con la entropía de la información, un concepto introducido por el matemático Claude Shannon en 1948, según el cual, un mensaje puede ser cualquier cosa que transmita información, desde una secuencia de números hasta una pieza musical.
Finalizamos esta publicación que relaciona la música y la poesía con las matemáticas con una de las obras más conocidas de Johann Sebastian Bach, el primer movimiento de su Segundo Concierto de Brandemburgo con la Freiburg Baroque Orchestra con Gottfried von der Goltz al violín, Friedemann Immer a la trompeta, Isabel Crijnen en el registro y Katharina Arken al oboe.

¡Feliz día del Número Pi! ¡Feliz día de las Matemáticas!

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Bibliografía y webgrafía consultadas:

750 años de Santo Tomás de Aquino

Hay personajes de los que hemos oído hablar, de los que tenemos referencias, aunque sea por su nombre o alguna de sus obras o hechos, pero de los que apenas tenemos discernimiento. 
Con frecuencia, nuestra mente tiene un conocimiento superfluo, esquemático, en muchas ocasiones simplemente se trata de un nombre, una idea o un tópico, que nos sirve como punto de referencia para desenvolvernos y que se encuentre en nuestra memoria sin más discernimiento.
Entre estos muchos personajes o acontecimientos, centramos la atención en esta publicación en Tomás de Aquino, un filósofo y pensador que marcó una época con su pensamiento y del que se cumplen nada menos que setecientos cincuenta años de su muerte en el año 2024 y del que apenas tienen un cierto conocimiento filósofos y teólogos, pese a que el nombre no nos es desconocido.
Te invito a conocer algunos detalles de la vida y del pensamiento de Santo Tomás de Aquinouno de los pensadores más importantes de la Edad Media, cuando se cumplen 750 años de su muerte ocurrida el 7 de marzo de 1274. Nos acompañan músicas basadas en textos suyos. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!

Atribuido a Evaristo Muñoz. Centro Cultural La Nau. Capilla de la Sapiencia, presbiterio.
Tommasso d'Aquino nació en Roccasecca en 1225 hijo de nobles italianos que lo destinaron desde pequeño para ser del monasterio de Montecassino. Así, fue estudiante, más adelante profesor en la Universidad de París, llegando a ser el intelectual más importante de su siglo.
Filósofo y, por encima de ello, teólogo Tomás de Aquino unió el pensamiento de la enseñanza escolástica de la tradición católica con el neoplatonismo y el pensamiento griego de Aristóteles, que fusionó en sus obras, de modo especial en la Summa Theologiae (Suma Teológica), para crear una teología filosófica que se denominó Tomista en su honor.
Stanislas Breton (1912-2005) fue un teólogo, filósofo y divulgador francés que impartió clases en la École Normale Suprerieure y la Universidad Católica, ambas de París y la Universidad Católica de Lyon. Autor de más de una veintena de libros, en 1965 publicó Santo Tomás de Aquino, una obra en la que recoge y transmite el pensamiento del filósofo italiano.
Dividido en dos partes, en la primera recoge algunas de sus ideas filosóficas principales como los conceptos de ser y objeto, el acto del ser, el problema del universo, el mundo, el hombre, la comunidad humana o Aquel que es. En la segunda presenta una selección de textos del autor, algunos de los cuales no acompañan.
El primero de ellos, perteneciente a la Suma Teológica trata sobre las pasiones, provenientes etimológicamente del verbo padecer, así como sus sentidos y las opciones que da a la pregunta con que abre el razonamiento.


Inscrito en la filosofía escolástica que se desarrollaba en el cristianismo desde hacía varios siglos, Tomás de Aquino fue un personaje muy particular por su personalidad e inteligencia, llevando a la culminación este pensamiento tras ser discípulos de otro de los grandes pensadores de su tiempo, Alberto Magno. Con él se especializó en los temas de la polémica, una disciplina que se centraba en el debate de ideas, hasta convertirse en uno de los grandes valores de la teología sistemática, mientras su obra ha sido acogida por el catolicismo como la culminación de su pensamiento.

Fernando Savater (1947) es un filósofo y escritor que se ha hecho popular por sus artículos periodísticos, sus ensayos y novelas. Entre su casi un centenar de libros publicados nos acercamos a La aventura de pensar, un libro en el que Savater nos acerca a diversos filósofos y pensadores como Platón, Aristóteles, Hobbes, Nietzsche, Marx, Ortega y Gasset o el propio Tomás de Aquino mostrándonos sus ideas más importantes y su trayectoria vital.
En el capítulo dedicado a Tomás de Aquino, su primera parte nos acerca a la figura de la persona desde su infancia, pasando por la muerte de su padre y las consecuencias que le deparó; su paso por la universidad donde conoce a Alberto Magno y, en resumen, un somero recorrido por su vida, es el recorrido que Savater nos hace de la figura del teólogo italiano.


Dada la naturaleza y personalidad de Tomás de Aquino, cuyo pensamiento se acerca más a la abstracción y la metafísica se podría pensar que no se hubiera preocupado por asuntos musicales. Teniendo en consideración que la música sacra está inscrita en la liturgia de la iglesia, el polemista y teólogo considera que son un acto de religión lo que denomina «las divinas alabanzas», por lo que reflejó algunas de sus reflexiones en sus escritos.
Así, en su obra cumbre la Summa Theologica trata este tema en De asumptione divini nominis ad invocandum per laudem (Sobre la asunción del nombre divino para invocar mediante alabanza) cuando se pregunta si en estas divinas alabanzas debe emplearse el canto. Su respuesta es afirmativa, explicando la naturaleza y finalidad de la música sagrada. 
Así, no sólo consideraba la música sacra como una forma de participar en los ritos, sino que él mismo contribuyó a ello. A propuesta del Papa Urbano IV compuso cinco himnos para la celebración de la primera celebración de la festividad del Corpus Christi de 1264. Estos himnos son Tantum ergo, Adoro te devote, Verbum supernum prodiens, Pange lingua y Lauda Sion salvatorem
Como es lógico, estos textos fueron puestos en música en el estilo religioso establecido en la época, el canto gregoriano con el que se suelen cantar hasta nuestros días. Pero también ha habido compositores que se han sentido atraídos por los textos y les han puesto música tanto para las originales voces de coro como para solistas.


Nos acompaña una versión del Pange lingua que realizó Zoltan Kodaly a partir del texto original y que está interpretado por el Coro Joven de Andalucía dirigido por Luis Vilamajó en una grabación no profesional que se realizó en la Iglesia de Santa María la Mayor de Pilas (Sevilla) el 9 de enero de 2012 que refleja muy bien la pieza interpretada.


En su libro sobre Santo Tomás de Aquino, Stalisnas Breton selecciona los textos en función de algunos de los más significativos del autor o en el grado de accesibilidad que tienen para el lector, dentro de la dificultad que estos suelen tener.
En ellos se reconoce el estilo del primer tomista, habitualmente de tipo didáctico y pedagógico, con un lenguaje formal que se somete a la pureza y claridad del pensamiento, alejado de cualquier otro tipo de texto y que muestra lo que para él era la ciencia más elevada en su concepto.


En el siguiente texto, Breton nos acerca a una nueva reflexión sobre las pasiones, en esta ocasión sobre las cuatro pasiones principales, o primarias como podríamos denominarlas. Además de las condiciones que necesitan para desarrollarse, se extiende en detallar detalles sobre ellas. El texto está sacado de otra de sus obras, De veritate (De la verdad).


En el desarrollo de su pensamiento, no sólo mezcla la teología cristiana con la aristotélica, sino que da sentido a la unión de ambas. Más que un filósofo revolucionario que imprime un nuevo pensamiento metafísico, Tomás de Aquino consolida y reafirma el pensamiento teológico de la cristiandad.

José Risueño (final del XVII, comienzo del XVIII)
Uno de los escritores más prolíficos de comienzos del XX, Gilbert Keith Chesterton (1874-1936), cultivó también la filosofía y el periodismo, publicando obras de muy diverso estilo que van desde la poesía, el ensayo, la narración o el libro de viajes.
G. K. Chesterton es el autor de personajes como el Padre Brown, un sacerdote de apariencia ingenua que es un sagaz detective en un grupo de medio centenar de historias. También es autor de novelas como El hombre que fue jueves o El hombre que sabía demasiado.
Entre sus biografías se encuentra Santo Tomás de Aquino, un relato que Chesterton escribe de una forma tan original como suele hacer habitualmente en el que narra desde su vida hasta el desarrollo y evolución de su pensamiento. 
El texto que nos acompaña desarrolla lo que podríamos llamar el despertar de Tomás de Aquino cuando era estudiante en las aulas del mencionado Alberto Magno, un tiempo en que en el joven predominaba más la timidez y la modestia más que el intelecto y la capacidad de razonamiento que desarrollaría más tarde. 
En este sentido, Chesterton pone especial relevancia el sobrenombre con el que este personaje de descomunal envergadura -medía casi los dos metros- era conocido por sus compañeros de estudio, El buey mudo y sus inicios bajo la protección de Alberto Magno.


De entre todos los lenguajes, posiblemente sea la música el que mejor despierta los afectos de una forma vaga e indefinida, pero al mismo tiempo eficaz, segura e infalible, afirma en sus escritos Santo Tomás. En sus palabras, toma sentido al expresar que «es necesaria la alabanza vocal para excitar los afectos del hombre hacia Dios.»

Juan de Peñalosa (alrededor de 1610-1615) Museo de Bellas Artes, Córdoba
Nos acompaña otro de los himnos que compuso para la celebración del Corpus que le encargó Urbano IV, Lauda Sion salvatorem, en esta ocasión en una versión más antigua perteneciente a Tomás Luis de Victoria que la adaptó como Secuencia a 8 voces a comienzos del siglo XVII.
La interpretación corre a cargo del Ensemble Plus Ultra dirigido por Michael Noone extraído del álbum Tomás Luis de Victoria, volumen 9: Missa Salve y Motetes.


Pese a los más de siete siglos y medio que transcurren entre la vida de Tomás de Aquino y las nuestras, hemos podido observar cuándo de contemporáneo o, mejor, atemporal, hay entre aquellos estudiantes, o entre sus razonamientos sobre las pasiones y nosotros.


El siguiente texto que seleccionamos de los que Stanislas Breton propone nos acerca a la idea que el de Aquino propone sobre las leyes, algunos de cuyos argumentos principales o matices son también de consustanciales a nosotros.


De nuevo nos acercamos a G. K. Chesterton para centrarnos en los últimos días de vida de quien es denominado por la Iglesia como Doctor Angélico o Doctor de la Humanidad. Existen diversas versiones del inicio del fin. Entre otras, que recibió una iluminación mientras celebraba misa y desde aquel momento decidió renunciar a seguir escribiendo, situación que se complicó con la aparición de una enfermedad que acabó rápidamente con su vida antes de llegar a los cincuenta años de edad.
Chesterton profundiza más en el personaje y, sobre todo, en el teólogo y en sus planteamientos para acercarnos a un final que comienza con el detonante de uno de esos debates dialécticos en los que siempre salía triunfante, la llamada del Papa y un viaje que nunca concluyó.


Santo Tomás de Aquino no sólo compuso los cinco himnos que hemos citado anteriormente, sino que entre los que escribió podemos encontrar el que posiblemente sea el más popular y reconocible, Panis angelicus.
Esta pieza es un extracto del Sacris solemniis compuesto también para la fiesta del Corpus Christi y que corresponde a las dos últimas de las siete estrofas del himno. Muchos autores han puesto música a este canto, desde Cristóbal de Morales, Marc-Antoine Charpentier, Hilarión Eslava hasta Saint-Saëns, aunque la versión más conocida para todos es la que realizó César Franck.
La versión que nos acompaña está interpretada por la soprano checa Patricia Janeckova con la Janackuv Komoni Orchestr dirigida por Jakub Cemohorsky y grabada durante el Lednicko Valtickeho Hudebdniho Festivalu de 2017. 


Despedimos este recorrido sobre algunos aspectos de la vida y obra de este doctor de la Iglesia con un nuevo texto extraído del libro que Stanislas Breton le dedica. En él reflexiona sobre las relaciones entre la ciencia, la filosofía y la teología y que finaliza con una apreciación sobre el que denomina «el sentido que conoce», la vista.


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Bibliografía y webgrafía consultadas: