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#ViajedeOtoño. Aún hoy, cada madrugada, Praga

¿Y si cuando viajamos dejamos de hacerlo como turistas para convertirnos en auténticos viajeros? 
No es frecuente que utilicemos el otoño como momento para desplazarnos fuera de nuestra residencia. Estamos marcados por la temporalidad del verano y algunos otros momentos a lo largo del año.
El otoño nos ofrece una sensación de recogimiento propio de nuestros ritmos laborales y el progresivo acortamiento de los días que proporciona oportunidades para el incremento de nuestra vida interior.



Te propongo la continuación de nuestro #ViajedeOtoño. No uno que nos lleve a visitar y medir con nuestros sentidos lo que ya conocemos y compararlo con lo que visitamos. Salir de esa continua visión de lo nuestro, lo que tenemos y vivimos en lo que estamos conociendo, para poder llegar al fondo de la esencia de la vida en otros lugares.
Seguro que hay un pasado viaje, un antiguo libro, una película concreta, que te pueden acercar a un lugar, en el que desde la distancia de tu hogar convertirte, no en un turista, sino en un viajero que se mimetiza con el lugar del viaje, sus costumbres, su estilo, se gente, sus calles o sus emociones.














El#ViajedeOtoño que te propongo es a la capital de la antigua BohemiaPraga, la capital de la República Checa. Una ciudad con un encanto y una personalidad difíciles de olvidar para quienes la visitamos en alguna ocasión.
El filólogo italiano Angelo Maria Ripellino, un enamorado de su cultura, nos sumerge en la ciudad, en sus vaivenes, sus personajes y su corazón en su voluminosa y más que amena obra, de la que te enlazo este certero comentario extraído del blog Confieso que he leído




 
En Praga Mágica, un libro abundante, erudito y detallado, Ripellino hace un retrato, un mosaico casi inacabable, un relato exhaustivo por el que pasan todas las culturas, todos los personajes, las creaciones, el barrio judío, Kafka, el Golem, la alquimia o la literatura que surgió en una de las ciudades con más personalidad y encanto de toda Centroeuropa.  





Bedric Smetana, el padre de la música nacional checa, de quien conocimos en primer lugar su poema sinfónico Ma Vlast (Mi Patria), gracias sobre todo a la inolvidable descripción en que nos recrea de forma geográfica, histórica y folclórica el transcurrir del río Vltava (Moldava) nos acompaña con su ópera Prodaná nevésta (La novia vendida).  



Bohemia. En la plaza del pueblo, junto a la iglesia, los campesinos celebran alegres la fiesta mayor. Marenka no participa en la celebración porque la obligan a casarse con el ignorante e ingenuo Vasek, aunque ella ama profundamente a Jenik. Un argumento universal que hizo que la obra triunfara en toda Europa.
Tres variantes del coro de inicio nos acompañan. La primera, festiva, lúdica, más informal, estudiantil y amateur, pero que nos transmite la alegría de la pieza. Interpreta en una versión para voces femeninas el Coro CDA de Virgina dirigido por Rollo Dilworth.


La segunda versión está grabada en 1980 con la dirección de Zdenek Kosler. La adaptación de la obra a la fonética checa y, sobre todo los giros melódicos tan característicos de la música de Smetana, nos acercan a la música popular en que se inspira.



La última audición es la que nos ofrece un sonido mejor registrado, aunque no he podido conocer quienes la interpretan.


Una interesante pieza del repertorio de coros de ópera, digna de cualquier concierto y agrupación.

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