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Un viaje en una mirada al Berlín de entreguerras

El final de la década de 1920 a 1930 nos muestra la ciudad de Berlín que se ha convertido en la tercera población más grande del mundo que, tras la Gran Guerra, en plena República de Weimar, lideró la ciencia, las humanidades, la música, el cine y la industria.


George Grosz, Escena de calle (1925)
Se trata de una ciudad que se convierte en una inmensa metrópolis en la que tienen cabida artistas como Fritz Lang, George Pabts o Marlene Dietrich en el cine, Döblin y Bertolt Brecht en la literatura, George Grosz en la pintura, Kurt Weill en la música o Walter Benjamin en la crítica. Son tiempos convulsos en los que se confrontan ideas y pensamientos de toda índole política que finaliza con el ascenso del partido nazi en la década siguiente.
En esta entrada haremos un viaje en una mirada al Berlín que en 1929 nos presenta una visión de la sociedad a través de la literatura y la música.
 

El texto pertenece a Berlín-Alexanderplatz, una novela que marcó un hito en la literatura contemporánea cuando fue publicada en el citado año. Su autor, Alfred Döblin, publicó una obra que dibujó un testimonio extraordinario, tanto en su forma como en su fondo, del Berlín de entreguerras. 
La novela cuenta la vida de Franz Biberkopf quien sale de la cárcel tras una condena por homicidio con la resolución de convertirse en un hombre honrado. Los problemas con los que se encuentra y la difícil condición del Berlín de la época hacen que los propósitos del protagonista se antojen insuperables.
Dölbin escribe una historia que pasa del drama a la comedia, añadiendo extrapolaciones, referencias bíblicas, juicios y reflexiones que abarcan desde el retrato de las clases bajas, especialmente el hampa berlinés, hasta la reflexión sobre los temas políticos, el recelo ante el naciente nacionalsocialismo y la lucha contra el destino. En la década de los 80 filmó una rigurosa y personal versión de la novela de la que existen versiones subtituladas en nuestro idioma en la red y un recomendable blog sobre la misma: Fassbinder y Franz Biberkopf cara a cara.



De 1928, el año anterior es la obra musical que acompaña esta entrada. Kurt Weill nació en Alemania en 1900 y murió en New York en 1950. Sus primeras obras estuvieron inspiradas por el movimiento impresionista, evolucionando hacia el teatro musical
donde dejó obras que han influido en autores del género hasta nuestros días. 
La música de Weill ganó cuando se unió a Bertolt Brecht, quien puso letra a algunas de sus obras y cuyos textos, de alto contenido político y social, fueron recreados con una música increíblemente consustancial con ellos. Tal vez el ejemplo más notable de esta colaboración es Die Dreigroschenoper, conocida como La ópera de los tres centavos o de los cuatro cuartos.
Se estrenó en Berlín en 1928, el año anterior a Berlin-Alexanderplatz y tuvo en sus inicios un notable éxito alcanzando la cifra de 10.000 representaciones en Europa. A partir de la subida al poder de Hitler fue prohibida. 
En Die Dreigroschenoper encontramos una exquisita fusión de elementos jazzísticos, operísticos y de música de cabaret. Está dividida en un prólogo y ocho imágenes con la presencia de un narrador.
George Grosz, Metrópolis (1916)
La obra se representa con una austera escenografía, pero con una exagerada gestualidad por parte de los actores que logra satirizar enormemente la moralidad burguesa que los autores atacan de forma frontal. Los personajes son marginales y sirven de instrumento ideal a Bertolt Brecht para criticar duramente al capitalismo.
Los autores pretendieron que la obra se tradujera a los distintos idiomas en que se representara a fin de hacerla más popular, por lo que algunos personajes y canciones han perdurado siendo interpretadas como piezas independientes.
Posiblemente la más popular sea Die Moritat von Mackie Messer (La balada de Mackie Messer), cantada por el narrador. Se trata de una de esas piezas que a todos nos suenan aunque no sepamos bien dónde la hemos oído.



En este primer enlace podrás ver y oír la primera versión que se hizo de La ópera de los tres centavos pocos años después de su estreno teatral en 1931 bajo la dirección de George Wilhelm Pabst. En la escena, un narrador callejero canta La balada de Mackie Messer.



Este personaje ha llegado a popularizarse entre distintas culturas en países de habla inglesa como Mack the Knife y en nuestro país llegó a aparecer incluso como personaje representativo del hampa, llegando a inspirar a cómics e incluso una serie de televisión, siendo conocido como Maki Navaja.

Dada su popularidad existe una gran cantidad y variedad de intérpretes que han cantado esta balada como Sting, Frank Sinatra, Robbie Williams o Ella Fitzgerald y que puedes oír en la red. De todas, enlazo la siguiente interpretación, en inglés, que pertenece al mítico Louis Armstrong en una grabación que se hizo en el Hollywood Palace en 1965.



La última interpretación pertenece a una de las mayores especialistas que existen en la actualidad en las obras de Brecht y Weill, la cantante alemana Ute Lemper. Su desgarrada voz, la forma particular de arrastrar las erres, el crescendo que imprime y el lado oscuro que hace recrear la balada marcan la personalidad de esta cantante genuina.




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2 comentarios:

  1. Todo eso lo estudié en Berlín :)

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    1. Y la frase de Brecht, "Lo difícil se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida" se la recordarás a Silvio Rodríguez, ¿no?

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