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Memorias de un cíclope

La realidad y la salud te dan un día un zarpazo inesperado. Y por un tiempo vives en el vértigo y no sabes si lo que era volverá a ser o todo será, irremediablemente, de otra forma.
Por unas semanas se vuelve uno cíclope y ve el mundo con un único ojo, bidimensional, sin perspectiva y sin saber con qué futuro. Y te mantienen la fe que tienes en la recuperación y quienes te acompañan, la familia, los amigos. Y por ellos sales adelante. Sin Pilar, única, siempre ahí, habría sido imposible.


En este blog se trata, como es habitual, de traer textos y música en cada nueva entrada. 
El texto pertenece al cordobés Luís de Góngora y Argote, a su culteranista Fábula de Polifemo y Galatea que dedicó al Conde de Niebla. Tres estrofas he seleccionado. La primera, con la dedicatora y el propósito, la segunda dedicada al cíclope Polifemo y la tercera a Galatea. Por hoy, me siento retratado junto a la ninfa.










            






































La lectura de una biografía de Johann Sebastian Bach, casualmente, ha acompañado este tiempo ciclópeo y se ha convertido en una buena compañía -Bach siempre lo es-. De entre todas las cantatas oídas estas semanas, la BWV 147, Herz und Mund unt Tat und Leben (El corazón, la palabra, las obras y la vida) es la que enlazo en esta entrada. 
Se trata de una cantata dividida en dos partes. Cada una de ellas finaliza con un coral con la misma  música pero con letra distinta. La que cierra la obra es la conocida Jesus bleibet meine Freude (Jesús, tú eres mi alegría). Si quieres pasar a oírlo directamente está alrededor de 28'43''.




La impecable interpretación está dirigida en 2000 por Nikolaus Harnoncourt en la Abadía Benedictina de Melk en Austria y cuenta con la soprano Christine Schäfter, la mezzo-soprano Bernarde Fink, el tenor Ian Bostrifge, el barítono Christopher Maltman y el Arnold Schoenber Choir junto al Concertus Musicus Wien.

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Música directa para todos

Vivimos en una sociedad globalizada donde todo está, o puede estar, a nuestro alcance. Gracias a las tecnologías se han reducido las distancias y cualquier acontecimiento del tipo que sea, político, social, económico o cultural, puede estar tan próximo a nosotros como lo que acontece en nuestra vida cotidiana.
Dentro de estos acontecimientos la reflexión que traigo en esta entrada tiene, como es habitual, una connotación cultural.
Con esta entrada, descansamos por unas semanas en el blog con la intención de volver tras el verano.

En la sección literaria te traigo un texto de Thomas Hardy que nos invita a sentir en algunas de las noches veraniegas. 


 
La música está al alcance de todos nosotros, a través de la televisión, la radio y ahora de forma especial a través de Internet, ya sea en ordenadores o últimamente en los móviles. Esta misma oportunidad de tenerla a nuestra disposición en cualquier momento presenta otra faceta, a la que nos hemos acostumbrado, como es la pérdida del directo. Oímos siempre los mismos temas en las mismas versiones que, aunque estén muy logradas técnicamente, han perdido la comunicación en directo entre quienes la interpretan y quienes la oyen.
A nivel de la música de orquesta o vocal, con las dificultades que conlleva acercarla a todos los lugares, se ha producido una reducción de interpretaciones, acompañada de una dificultad económica para llevarla a cabo.
Conocemos y disfrutamos de la música de los mejores intérpretes a nivel nacional o incluso internacional. Hay una serie de escenarios de un primer o segundo nivel a nivel mundial. En nuestro país tenemos el Liceu de Barcelona y el Teatro Real de Madrid. Ciudades con escenarios interesantes como Bilbao, Valencia o Sevilla con su Teatro Maestranza. En distintas capitales de provincia se va ampliando la oferta de este tipo de espectáculos.
Pero hay otro nivel más que en los últimos años no ha tenido repercusión como lugar de encuentro de la música en directo. Se trata de los escenarios de ciudades de tamaño medio, que pueden atraer al público local o incluso de las localidades cercanas.
Una de las personas que más está haciendo por acercar a este público casi olvidado la emoción de la música en directo, especialmente en la provincia de Huelva, es Jesús Becerra. Preparar agrupaciones de aficionados con la inclusión de algunos profesionales, prácticamente todos de la misma provincia, con una calidad muy digna y acercar a ese público casi olvidado a los teatros y escenarios es un reto que se ha tomado como algo personal.
En la última semana de junio de 2015 ha llevado al Teatro España de La Palma del Condado el concierto ¡Viva la Zarzuela!, una recopilación de piezas instrumentales, coros y números para cantantes solistas seleccionados de distintas obras de este repertorio.
Ha contado con la participación de la Orquesta Joven Onubense, la Coral Municipal de La Palma del Condado, la Asociación Coral Villa de Paterna del Campo y la Asociación Coral de Sevilla. Todas las agrupaciones están dirigidas y coordinadas por él.

¡Viva la zarzuela!

Referencias a ¡Viva la zarzuela! en Condavisión y La Palma tv.
Dado el éxito obtenido, se está estudiando la posibilidad de volver a repetir el concierto en la temporada de otoño y llevarlo a otros escenarios. Por fin, este nivel local y comarcal está comenzando a tener vida.
Desde este blog invitamos a todos a vivir los espectáculos en directo.

Como despedida veraniega enlazamos con la Ensañada madrileña de Don Manolito, una de las piezas de zarzuela en que se intercalan motivos populares.




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